Más vale tarde, que nunca.
- Por saramillor
- El 18/03/2018 a las 18:54
Estos meses están dejando las pupilas bien dilatadas y brillantes. Todo está pasando demasiado rápido... Y yo estoy demasiado cansada para escribir nada ahora mismo.
La noche de ayer fue lo más parecido a volver al 24 de Febrero. A girar una maraca, en lugar de una vela. Envueltos en mantas y abrazos. Sin importar la hora, disfrutando de la compañía. Comiendo sin hambre y bebiendo sin sed. Dejando los móviles a un lado. Llorando con una canción al piano, sin esperarlo y sin quererlo, persiguiendo cada recuerdo que quiere escaparse de nuestra memoria. Pensando en qué pasará mañana sabiendo lo valioso que tenemos hoy. Ahí llegaron los videojuegos como vía de escape pasajera con la que retarse y desahogarse. Mientras tanto se revelaban las fotos de la Polaroid, capturando sonrisas, ojeras y rímel corrido. Pero ayer la protagonista, me da igual si un mes tarde, era ella. Ella era toda una princesa, con su banda y su corona.
No sé si la magia llegó en las partidas de ping pong o de baloncesto. Ni si fuimos él y yo charlando en el cenador. Puede que fueran los besos medio trucados, o los 10 minutos en una habitación. Quizá fueron ellos; los de la risa contagiosa, o ellas; las que cantaron dejándose la voz. Puede ser que ese punto muerto al que llegamos ayer fuera el resultado de sumar todas y cada una de nuestras partes, sin ser juzgadas ni rechazadas. Dejándose llevar por la música hasta altas horas de la madrugada, intentando adivinar palabras a través de la mímica y bebiendo cafés de máquina. Poco a poco el sueño nos fue llevando uno a uno sin esfuerzo, y de ahí en adelante sólo mi cabeza puede hacerse una idea de lo que pasó. Dos horas y media después volvía a verles las caras. Las miradas perdidas y las malas posturas. El mal humor del despertar, pero la misma sonrisa sincera de siempre. Y eso, de una forma u otra, lo tengo todo capturado.