LA NOSTRA FAMIGLIA I (La Toscana 2018)

Miércoles, 13 de Junio.
Después de meses ahorrando, con las expectativas en una balanza y muchas ganas de vivirlo, llegó el día.
Cansados por el madrugón pero felices y atentos a cualquier detalle, llegábamos al aeropuerto entre maletas, billetes y equipajes de mano. Nos despedimos, facturamos y a esperar... Ahí empezaba la aventura de verdad, la nuestra, la última. 
Fusionando la claridad que traspasaba la cristalera con el tatuaje de Henna de Adri y un poco de edición retro salían las primeras fotazas, seguidas de una grupal con un youtuber. Así, casual. Como la ilusión de dos mejores amigos señalando ansiosos nuestro próximo destino. El vuelo despegaba puntual a las diez y diez. Dos horas y media al lado de mi compañera de vida, que miraba el cielo nublado por la ventana escuchando su música tranquilamente. En la fila de la derecha, él. Tan pacífico y pensativo como siempre, mientras su compañera de vuelo le animaba con gritos y sonrisas. Justo delante, se respiraba amor de ese entre compañeros que se justifica con un "Lo que pasa en Italia, se queda en Italia".
Llegamos a Bergamo en un día nublado pero muy caluroso. Otra vez a cargar con el equipaje por suelos desiguales y levantando pesos pesados... Menos mal que tenemos amigos que nos ayuden con esto en cada viaje que hacemos juntos. Un pequeño descanso y a por un sitio cómodo y una buena compañía para las próximas cuatro horas...
Allá por las ocho de la tarde, pulsando durante un buen rato el botón de avance, llegamos a nuestro hotel. Sí, ese que tan malas reseñas tenía. Ese que pintaba tan mal. Sí, también ese que sin duda superó nuestras expectativas. Entre otras cosas, porque tenía ventana en la que apoyarse. Adriana y yo le dimos nuestra aprobación inmediata, recordando aquella noche en Francia al borde del vacío. Tocaba catar la cena desde la que durante esa semana sería la mesa de las chicas, bendecida a diario en conjunto con la de los chicos, todos de la mano. 
Después del primero, el segundo y el postre, tocaba salir a conocer el centro de Montecatini. No se si era la temperatura aún por la noche, el ambiente, la compañía o el simple hecho de estar en Italia sin todavía ser conscientes de ello lo que hizo la bienvenida un gran placer.
Y eso era sólo el comienzo de la historia principal. 
Continuará... 

 

 
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