Sobre racismo, violencia policial y Kyle Rittenhouse.

La muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd ha traído consigo una ola de conflictos y desorden cuyo eco se sigue escuchando a día de hoy incluso en España. Como de costumbre, a continuación analizaremos distintas versiones de los hechos ocurridos desde una perspectiva lo más neutral posible, permitiendo así que cada uno saque sus propias conclusiones. 

 *Los gráficos adjuntos representan los resultados de una encuesta realizada por 114 americanos del estado de Oklahoma.

Comenzando por el movimiento antirracial BLM, surge la siguiente cuestión: ¿Puede alguien sentirse parte de este movimiento sin necesidad de ser negro? 

Se estima que alrededor de un 7,4% de la población total de Oklahoma (3,956,971 habitantes) es afroamericana. Dicho esto, y siendo la mayor parte los participantes de la encuesta blancos, los resultados nos permiten hacernos una idea. Adicionalmente, y mucho más allá de estos datos, las múltiples protestas ocurridas en los últimos meses nos han dejado clara evidencia de que todavía hay esperanza, y que la fraternidad y la solidaridad van más allá del color de la piel.

Ahora bien, el debate es el siguiente: ¿Debe la población blanca arrodillarse ante la población negra en señal de perdón o arrepentimiento por previas agresiones o discriminaciones? Esta imagen se ha repetido en numerosas ocasiones, tanto por parte de los manifestantes como de las fuerzas de seguridad. Pongamos por ejemplo que los hombres se arrodillaran ante las mujeres por el mismo motivo. ¿Sería esto un gesto de igualdad o inferioridad? Pues bien, estos han sido los resultados:

Pero… ¿Han sido todas las protestas igual de pacíficas? Por supuesto que no. Minneapolis empezó con pequeñas protestas sin ánimo de violencia, pero en cuestión de días intervinieron sin control ciudadanos de otros estados y se inició la rebelión. Las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a intervenir, dando paso a una violencia desenfrenada. Algunos culpan a supremacistas blancos, otros a miembros radicales de ANTIFA de haber destruido y quemado negocios mediante el uso de múltiples dispositivos explosivos. Pero esto no solo ocurrió en Minnesota. Ciudades como Washington, Nueva York o Idaho también se sumaron al movimiento. Más de 14.000 personas en 49 ciudades terminaron siendo arrestadas. 

Pasemos ahora a otro escándalo más reciente que desde luego ha generado gran polémica. El 23 de agosto, Jacob Blake, un hombre afroamericano de 29 años, fue gravemente herido tras haber recibido siete disparos en la espalda por parte de un policía. Dos noches después, el caos se había apoderado también de las calles de Kenosha, Wisconsin. Cientos de manifestantes salían a la calle para protestar de nuevo contra un nuevo caso de racismo y brutalidad policial, pero el verdadero protagonista de esta historia es Kyle Rittenhouse, un adolescente de 17 años originario de Illinois. Actualmente se le acusa de homicidio en primer grado, intencional y voluntario, y le han sido imputados dos cargos por poner en peligro la seguridad colectiva y por posesión de un arma siendo menor de edad. El sujeto, acusado de haber matado a dos personas con un rifle AR-15 y herido a una tercera, alegará haber actuado en defensa propia. Su abogado asegura:

“Kyle es un buen chico. A salir de su trabajo como socorrista, acudió junto con algunos amigos a borrar las pintadas de graffiti. Recibieron la llamada del dueño de tres empresas en la ciudad, dos de las cuales habían sido devastadas, rogando ayuda para salvar lo poco que le quedaba de su negocio. Ya que nadie estaba haciendo nada, Kyle y sus amigos decidieron actuar. Kyle se llevó con él un botiquín de primeros auxilios temiendo encontrarse con varios heridos en la zona, y un arma. Kyle no disparó indiscriminadamente, solamente a los tres individuos que le atacaron y amenazaron. También asegura que Wisconsin es un “open carry state”, es decir, un estado en el que el porte de armas es algo cotidiano, y que ese arma nunca cruzó de un estado a otro, por lo que era completamente legal”  

Aún si esto fuera cierto, el estado de Wisconsin prohíbe a cualquier menor ser propietario de un arma excepto si esta es utilizada para entrenamientos de tiro, caza, o el menor es miembro de las fuerzas armadas.

Llegados a este punto, cabe recordar que el derecho a poseer y portar armas en Estados Unidos está protegido por la segunda enmienda de la Constitución. Por muy radical que les suene, el porte de armas forma parte de la cultura americana. No solo como método de defensa de la vida y la propiedad privada, sino también como objeto de colección o forma de entretenimiento. El coleccionismo de armas es algo muy común, al igual que la caza de ciervos, conejos y patos o la pesca de percas, lubinas y robaletas en los lagos cercanos (en el caso de Oklahoma).

Ahora que conocemos el caso de este joven, reflexionemos sobre los resultados de la encuesta respecto al porte de armas. A mi parecer, nos encontramos con una doble vara de medir. Es decir, si usted considera a Kyle un criminal que no debería haber tenido un arma con la que disparar a dos personas, ¿cómo puede usted estar a favor de la portación de armas? Si usted estuviera en el sitio de Kyle e intentara protegerse a usted mismo y a su propiedad, ¿no hubiera hecho lo mismo?


 

 

 

 

 

Now, what's up with the 20%?

Terminemos con un dato un tanto sorprendente. En las dos preguntas que pueden ver a continuación, nos encontramos con casi un veinte por cierto de los participantes que niega la existencia tanto de racismo como de violencia policial en EE.UU. 

 *Alrededor del 12,4 % de los estadounidenses (328,2 millones en 2019) son negros o afroamericanos, conformando la minoría étnica más grande de Estados Unidos. 

Otra campaña surgida a raíz de estos episodios que sin duda dejarán huella en la historia del país ha sido: Say Their Names (Dí sus nombres), en honor a todas aquellas víctimas del racismo. Una larga lista que todavía sigue aumentando. Observo ese 20 por ciento y quiero pensar que se ha ganado un combate, pero no la guerra. Y mi pregunta es: 

¿Cómo es posible combatir un problema que no se cree que existe?

 



 

 
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