Hablemos
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Sobre cuidar la imagen y amparar la tradición.
- Por saramillor
- El 01/11/2020
- En Hablemos
Por la presente apelo a la generación del progreso, la diversidad y la tolerancia para reclamar un minuto de gloria. Vengo en nombre de la otra mitad de su historia, esa que omiten con tanta facilidad en sus cortos sobre la generación Z y demás propaganda selectiva. La otra cara de una moneda oxidada. La culta y elegante, a la vez que crítica y constructiva. La reservada, que sabe callar cuando procede y ante la pérdida de intimidad opta por el eufemismo. Vengo en nombre de los moderados y caballerosos, guardianes del respeto y los modales, valores que hoy vagan huérfanos por su campo de batalla.
Creo fervientemente que la verdadera revolución nace de destacar entre la multitud. De una mente culta, formada y brillante para la que una buena imagen se pueda permitir el lujo de ser el complemento ideal. Por ello me declaro férrea defensora de las tardes de lectura, las visitas a museos y el café en cafetera italiana. De las conferencias de dos horas, los programas de radio y la batalla cultural. De leer la prensa en físico y escribir a mano, en un intento de preservar esos pequeños detalles capaces de devolvernos a épocas previas a nuestra existencia. Del culto, la oración y lo sagrado. Y si verdaderamente apuestan por la tolerancia, aceptarán también al que cree en aquello que no ve. Ese progreso que nos quieren vender semeja hoy día un contrato escrito con tinta envenenada y letra pequeña, que entre líneas presagia destrucción y denigración moral. La sociedad moderna sufre de amnesia. Olvida que si ha llegado a donde está, ha sido gracias a quien antes sembró su camino. Un camino que en ocasiones se desvía, pero continúa. Por ello, dejen de tachar todos aquellos valores que poco a poco han demonizado injustamente, y que todavía tienen cabida en nuestros días. Los mismos que, de no haberse perdido, hubieran evitado, o al menos paliado, tal degeneración y falta de principios. La remodelación de la belleza hasta convertirla en aberración. La revolución que más que al empoderamiento lleva a la denigración. Frente a eso, le pese a quien le pese, quedan las familias felices y numerosas. Los domingos en misa y las bodas por la iglesia. Historias donde el amor romántico sí tiene cabida, y relaciones que no necesitan cambiar los roles establecidos.
Las señoritas liberales, del centro y de la derecha somos tan mujeres como ustedes. También somos revolucionarias y nos sentimos empoderadas. Tanto que nos pintamos las uñas, llevamos faldas y vestidos, tacones y bisutería. Pañuelos y medallitas. Nos maquillamos y cuidamos nuestra imagen, y a veces incluso nos arreglamos más de la cuenta. Vemos estos detalles como una muestra de educación y no como un intento de infravalorarnos. En ocasiones optamos por no llevar escote, y no por eso estamos oprimidas. Permitimos que nos abran la puerta y nos cojan el abrigo, y eso no nos hace sumisas. Aceptamos halagos, pero nos damos a respetar. Somos finas, pero no frágiles. Por delante del físico llevamos el espíritu crítico, la inteligencia y la modestia. Porque la feminidad no es tóxica, al igual que tampoco lo es la masculinidad. No hace daño ni nos relega a un segundo plano. No concebimos el odio generalizado hacia el hombre porque nos complementamos con él. Es más, ellos son la prueba de que la virilidad de la que ustedes huyen no es dañina por norma. Un hombre en traje y corbata no es sinónimo de superioridad. Un hombre fuerte e imponente no es icono de masculinidad tóxica, al igual que uno reservado y chapado a la antigua no es un un antiguo ni un neandertal. Igual no nos véis en manifestaciones el 8M, porque la lucha por el respeto va por dentro. Dándonos a respetar como individuos, pues nuestros méritos hablarán por nosotras. Pueden hacer caso omiso de nuestra existencia, pero recuerden que el mundo es un puzzle cuyas piezas colocamos de diferente manera.
Cuando nos mencionen en su lista de cosas que no ser, escupan su odio hacia otro lado, por favor.
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Sobre racismo, violencia policial y Kyle Rittenhouse.
- Por saramillor
- El 06/09/2020
- En Hablemos
La muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd ha traído consigo una ola de conflictos y desorden cuyo eco se sigue escuchando a día de hoy incluso en España. Como de costumbre, a continuación analizaremos distintas versiones de los hechos ocurridos desde una perspectiva lo más neutral posible, permitiendo así que cada uno saque sus propias conclusiones.
*Los gráficos adjuntos representan los resultados de una encuesta realizada por 114 americanos del estado de Oklahoma.
Comenzando por el movimiento antirracial BLM, surge la siguiente cuestión: ¿Puede alguien sentirse parte de este movimiento sin necesidad de ser negro?
Se estima que alrededor de un 7,4% de la población total de Oklahoma (3,956,971 habitantes) es afroamericana. Dicho esto, y siendo la mayor parte los participantes de la encuesta blancos, los resultados nos permiten hacernos una idea. Adicionalmente, y mucho más allá de estos datos, las múltiples protestas ocurridas en los últimos meses nos han dejado clara evidencia de que todavía hay esperanza, y que la fraternidad y la solidaridad van más allá del color de la piel.
Ahora bien, el debate es el siguiente: ¿Debe la población blanca arrodillarse ante la población negra en señal de perdón o arrepentimiento por previas agresiones o discriminaciones? Esta imagen se ha repetido en numerosas ocasiones, tanto por parte de los manifestantes como de las fuerzas de seguridad. Pongamos por ejemplo que los hombres se arrodillaran ante las mujeres por el mismo motivo. ¿Sería esto un gesto de igualdad o inferioridad? Pues bien, estos han sido los resultados:
Pero… ¿Han sido todas las protestas igual de pacíficas? Por supuesto que no. Minneapolis empezó con pequeñas protestas sin ánimo de violencia, pero en cuestión de días intervinieron sin control ciudadanos de otros estados y se inició la rebelión. Las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a intervenir, dando paso a una violencia desenfrenada. Algunos culpan a supremacistas blancos, otros a miembros radicales de ANTIFA de haber destruido y quemado negocios mediante el uso de múltiples dispositivos explosivos. Pero esto no solo ocurrió en Minnesota. Ciudades como Washington, Nueva York o Idaho también se sumaron al movimiento. Más de 14.000 personas en 49 ciudades terminaron siendo arrestadas.
Pasemos ahora a otro escándalo más reciente que desde luego ha generado gran polémica. El 23 de agosto, Jacob Blake, un hombre afroamericano de 29 años, fue gravemente herido tras haber recibido siete disparos en la espalda por parte de un policía. Dos noches después, el caos se había apoderado también de las calles de Kenosha, Wisconsin. Cientos de manifestantes salían a la calle para protestar de nuevo contra un nuevo caso de racismo y brutalidad policial, pero el verdadero protagonista de esta historia es Kyle Rittenhouse, un adolescente de 17 años originario de Illinois. Actualmente se le acusa de homicidio en primer grado, intencional y voluntario, y le han sido imputados dos cargos por poner en peligro la seguridad colectiva y por posesión de un arma siendo menor de edad. El sujeto, acusado de haber matado a dos personas con un rifle AR-15 y herido a una tercera, alegará haber actuado en defensa propia. Su abogado asegura:
“Kyle es un buen chico. A salir de su trabajo como socorrista, acudió junto con algunos amigos a borrar las pintadas de graffiti. Recibieron la llamada del dueño de tres empresas en la ciudad, dos de las cuales habían sido devastadas, rogando ayuda para salvar lo poco que le quedaba de su negocio. Ya que nadie estaba haciendo nada, Kyle y sus amigos decidieron actuar. Kyle se llevó con él un botiquín de primeros auxilios temiendo encontrarse con varios heridos en la zona, y un arma. Kyle no disparó indiscriminadamente, solamente a los tres individuos que le atacaron y amenazaron. También asegura que Wisconsin es un “open carry state”, es decir, un estado en el que el porte de armas es algo cotidiano, y que ese arma nunca cruzó de un estado a otro, por lo que era completamente legal”
Aún si esto fuera cierto, el estado de Wisconsin prohíbe a cualquier menor ser propietario de un arma excepto si esta es utilizada para entrenamientos de tiro, caza, o el menor es miembro de las fuerzas armadas.
Llegados a este punto, cabe recordar que el derecho a poseer y portar armas en Estados Unidos está protegido por la segunda enmienda de la Constitución. Por muy radical que les suene, el porte de armas forma parte de la cultura americana. No solo como método de defensa de la vida y la propiedad privada, sino también como objeto de colección o forma de entretenimiento. El coleccionismo de armas es algo muy común, al igual que la caza de ciervos, conejos y patos o la pesca de percas, lubinas y robaletas en los lagos cercanos (en el caso de Oklahoma).
Ahora que conocemos el caso de este joven, reflexionemos sobre los resultados de la encuesta respecto al porte de armas. A mi parecer, nos encontramos con una doble vara de medir. Es decir, si usted considera a Kyle un criminal que no debería haber tenido un arma con la que disparar a dos personas, ¿cómo puede usted estar a favor de la portación de armas? Si usted estuviera en el sitio de Kyle e intentara protegerse a usted mismo y a su propiedad, ¿no hubiera hecho lo mismo?
Now, what's up with the 20%?
Terminemos con un dato un tanto sorprendente. En las dos preguntas que pueden ver a continuación, nos encontramos con casi un veinte por cierto de los participantes que niega la existencia tanto de racismo como de violencia policial en EE.UU.
*Alrededor del 12,4 % de los estadounidenses (328,2 millones en 2019) son negros o afroamericanos, conformando la minoría étnica más grande de Estados Unidos.
Otra campaña surgida a raíz de estos episodios que sin duda dejarán huella en la historia del país ha sido: Say Their Names (Dí sus nombres), en honor a todas aquellas víctimas del racismo. Una larga lista que todavía sigue aumentando. Observo ese 20 por ciento y quiero pensar que se ha ganado un combate, pero no la guerra. Y mi pregunta es:
¿Cómo es posible combatir un problema que no se cree que existe?
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Sobre el presidente que quiere Oklahoma
- Por saramillor
- El 03/09/2020
- En Hablemos
El próximo 3 de noviembre tendrán lugar en Estados Unidos las elecciones presidenciales, donde el candidato demócrata Joe Biden (asociado con Kamala Harris) intentará vencer al actual presidente republicano, Donald Trump (asociado con Mike Pence). Adicionalmente en el marco político se sitúan también el partido libertario (Libertarian Party) y el partido ecologista (Green Party), aunque con menor representación. La sorpresa de este año será el estreno del rapero Kanye West como candidato por el partido independiente Birthday Party, cuya decisión fue tomada por muchos como una simple broma.El objetivo del presente artículo no es más que informar sobre la realidad americana de la mano de quienes mejor la conocen: sus habitantes. Concretamente, 90 nativos del estado de Oklahoma.
Oklahoma se caracteriza por ser un sólido estado rojo, lo que implica que entre sus votantes predomina el voto republicano. Pero aunque obtuvieron los resultados deseados en las pasadas elecciones, no han sido cuatro años fáciles para su presidente: desde conflictos con México por la construcción de una frontera y el impedimento de la entrada de refugiados hasta afrontar una pandemia y paliar la crisis del Covid-19, controlando el movimiento antirracial Black Lives Matter bajo una constante presión mediática. Tras situaciones tan drásticas y polémicas, ¿seguirán los votantes republicanos de Oklahoma fieles a su líder u optarán esta vez por confiar en las promesas de Biden?
Como de costumbre, las redes sociales se han encargado de recolectar diversas opiniones, que en el caso de Biden podrían resumirse con un hashtag un tanto conformista: #settleforbiden (Confórmate con Biden). Settle for Biden es un grupo formado por simpatizantes de la demócrata Elizabeth Warren y el progresista Bernie Sanders que, citando literalmente sus palabras, “reconocen los defectos de Joe Biden pero saben que su nación no sobreviviría a otros cuatro años de Donald Trump. Biden no es fantástico, pero Trump es mucho, mucho peor.” Esta perspectiva de cierta resignación ante el porvenir del país podemos observarla en las declaraciones de algunos de los participantes en la encuesta:
Odio cómo el hecho de votar en este país se ha convertido en ¿Qué siniestro viejo blanco es mejor?”, pero no me gustaría vivir otros cuatro años con Trump en el poder.
Realmente no hay ninguna buena opción, estamos votando al mejor de los dos demonios.
Ni Trump ni Biden harán ningún bien para el país.
Biden no es mi primera opción, como tampoco lo es para muchos otros votantes… Pero es mejor que Trump.
Nunca he tenido tanto miedo de unas elecciones, estamos acercándonos peligrosamente a ser un sistema unipartidario. Que Dios nos ayude.
Esto ha tenido como consecuencia la decisión de algunos de abstenerse de su derecho a voto, o bien de redirigir el mismo hacia una tercera fuerza política de menor representación, aunque esto pueda significar su “desperdicio”.
Ya que vivo en un sólido estado rojo (entre cuyos votantes predomina el voto republicano), espero que votar a un tercer partido pueda ayudar a alcanzar el 5% mínimo para ser elegible al financiamiento federal, creando así una mejor opción.
El pasado político del líder demócrata, al igual que el de otros integrantes del partido, sigue causando desconfianza en algunos votantes, que se muestran firmes en su decisión.
Biden ha intentado recortar la Seguridad Social en tres ocasiones. Perjudicó a los titulares de tarjetas de crédito con altas cuotas, intereses y deudas que no pudieran ser canceladas en bancarrota, medida también apoyada por Hillary Clinton. También a los estudiantes que no pueden pagar sus deudas de préstamos estudiantiles en caso de quiebra. Como senador, elaboró la Ley de Control de Delitos Violentos y Refuerzo de la Ley (Violent Crime Control and Law Enforcement Act), promulgada por Bill Clinton en 1994, que encarceló desproporcionadamente a la población y a ciertas minorías. Trató de acabar con los privilegios de los veteranos de guerra. Apoyó a los ladrones de Wall Street en el rescate de 2008 y votó en contra de los autorescates. Se alió con McConnell para hacer permanente la bajada de impuestos de George Bush. Fue partidario del acuerdo de libre mercado norteamericano (North American Free Trade Agreement), el cual Trump denominó como “el peor acuerdo de mercado firmado jamás” y de la guerra de Iraq.
Los candidatos demócratas son corruptos, despreciables y parte de los mayores escándalos en la historia de EE.UU.
Biden no es más que una marioneta controlada por los demócratas.
Me preocupa su salud mental, no creo que esté capacitado para gobernar un país.
No obstante, también encontramos aquellos que sí encuentran en Joe Biden la oportunidad de cambio definitiva que quite a Trump de su oficina y su círculo de poder.
Biden sigue unas políticas genuinas, tiene experiencia y entendimiento en política. Biden valora los derechos humanos básicos.
Votar a Joe significará tener normalidad y paz en la Casa Blanca. Creo rotundamente que la presidencia debe ser llevada a cabo por alguien competente que genuinamente se preocupe por la población, y no solo por aquellos simpatizantes de su partido. Espero que Joe y Kamala (Harris) hagan de América un modelo a seguir y no la marioneta en la que nos hemos convertido.
Espero que se mantenga firme en sus promesas de cambio y demuestre que puede ser un buen presidente.
Votaré a Biden confiando en sus propuestas de cambio respecto al Covid, el racismo, la homofobia y el sexismo.
Apoya a la comunidad negra, el movimiento Black Lives Matter y al colectivo LGTBQ+.
En la otra cara de la moneda están los fieles defensores año tras año del famoso Make America great again (Haz América grande de nuevo), que resaltan el respeto de su presidente por los valores tradicionales y su fuerte personalidad, y confían en que sabrá llevar al país por el camino de la prosperidad. Más allá de eso, aseguran que los hechos hablan por sí solos.
Trump no se centra en uno sino en muchos de los problemas que afectan actualmente a nuestro país, como el tráfico de menores y la brutalidad policial. Económicamente, ha mejorado notablemente la economía del país. Antes de la crisis del Covid, teníamos la mejor economía de nuestra historia. Actualmente, está incluso peor que en la gran depresión de 1930, por lo que confío en su capacidad de solucionar este problema económico.
La tasa de desempleo antes del Covid era la más baja de nuestra historia, y nuestro ejército nunca ha sido más fuerte.
Es la única opción lógica para devolverle el orden a este país y permitirle prosperar.
Voto a Trump porque no va a cavar para la multitud de izquierda radical y es el guardián del sueño americano.
Trump es el único de nuestros cinco últimos presidentes que no nos ha llevado a la guerra.
Su apariencia externa puede que no sea la que los americanos quieren ver, pero tiene la actitud y la determinación necesarias para devolver América a su antigua gloria.
Lo cierto es que la situación sanitaria actual supone un gran reto para cualquier presidente. La población no dejará de reclamar cambios hasta conseguir mejoras, y su líder deberá estar a la altura.
Prácticamente todas las cuentas de Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades son incorrectas, lo cual perjudica a las familias de clase trabajadora que no podrán pagarse un seguro médico.
Los últimos meses del presidente han sido una sucesión constante de ataques (por ambas partes), malentendidos y comentarios sacados de contexto en los medios de comunicación. Pero si hay algo que de verdad le caracteriza es su determinación por establecer el orden y reafirmar la ley a cualquier coste, incluso si ello implica recurrir a las fuerzas de seguridad y a la violencia. Más allá del debate moral al que dichas acciones podrían conllevar, sus votantes lo tienen claro:
Trump está ahí para ser nuestro presidente, no nuestro amigo.
Tampoco es noticia que una figura tan aclamada, cuyo poder nunca debe ser subestimado y cuyas declaraciones generan tanta polémica no sea santo de devoción para miles de americanos, ni siquiera en un estado en el que tiene las de ganar.
Trump ha dividido nuestra nación.
Trump ha causado demasiado daño, muerte y violencia en este país. A través de sus políticas, tuits y discursos nos ha demostrado que ni le importa la vida de nadie ni valora a sus ciudadanos.
Trump solo valora al 1% y a los supremacistas blancos. No deberíamos tener un presidente apoyado por el KKK.
Cualquiera menos Trump.
En cualquier caso, el gigante rojo amenaza de nuevo por la ruta 66. ¿Podrá la oposición frenarle esta vez? En dos meses saldremos de dudas. -
Sobre el sistema educativo estadounidense
- Por saramillor
- El 23/08/2020
- En Hablemos
¿Son las clases allí mucho más fáciles? Es el nivel mucho más bajo que en España? ¿Tenías mucho tiempo libre? ¿Tus compañeros tenían dinero?
A raíz de las dudas, estereotipos y comentarios recibidos al volver de Estados Unidos sobre el sistema educativo americano, he pedido a 50 estudiantes americanos de entre 15 y 19 años su colaboración en una breve encuesta. Todos son residentes en los estados de Oklahoma (la mayoría) y Texas, el estado vecino en el que muchos estudiantes deciden cursar su etapa universitaria ya que ofrece una amplia y distinta gama de opciones.
El 60 por ciento de los participantes ya han comenzado su etapa universitaria, mientras que un 33 por ciento está todavía cursando alguno de los tres últimos años de instituto.
La participante más joven tiene 15 años y compagina seis horas de clase con jornadas laborales de 6 horas 4 días a la semana, además de realizar una actividad extraescolar. Esto le deja solo entre una y dos horas para estudiar o realizar trabajos de clase, aunque asegura que esto no le supone un problema a nivel académico ya que no perjudica a sus calificaciones.
Un 69,4% cuenta con un puesto de trabajo, mientras solo un 30,6% se dedica únicamente a sus estudios. Cabe mencionar que estamos hablando de puestos en supermercados, gasolineras, tiendas de ropa o cocinas. Respecto a los salarios de estos estudiantes, los datos pueden resultar sorprendentes: Un adolescente puede trabajar cuatro o cinco días semanales en turnos de hasta ocho horas, alcanzando los 1800-2000 dólares mensuales*. Los salarios siguen bajando hasta alcanzar un mínimo de 200 dólares mensuales (170 euros), como compensación por turnos de seis horas tres días a la semana.
*Traducido a euros, esta cantidad rondaría los 1500-1700€.
Como pueden comprobar en el gráfico superior, la mayoría de estudiantes tienen seis o más clases al día. Esto se debe a que además de sus seis horas lectivas, tienen una séptima hora en la que deben escoger o bien un deporte (fútbol americano, atletismo, baloncesto, voleibol golf, béisbol) o bien alguna otra actividad de ocio (coro, banda, consejo estudiantil, robótica, debate). Algunos entrenamientos pueden durar hasta tres horas. Por lo tanto, al cansancio mental acumulado debemos sumarle el agotamiento físico. Y por si esto fuera poco, la mitad de los estudiantes tienen todavía una jornada laboral por delante.
Como muchos de ustedes sabrán, el deporte en este país tiene una gran importancia durante la carrera del estudiante, quien tiene un amplio abanico de oportunidades presentes y futuras al alcance de su mano. Entre ellas, la oportunidad de ser fichado por un equipo de mayor categoría fuera del estado o de acceder a la universidad mediante una beca de deportes (siendo los deportes a elegir los mismos para ambos géneros, a excepción del fútbol americano). Pero esto implica seguir un mismo horario cada día, constancia, dedicación y organización. Entrenan de lunes a viernes con sus entrenadores, y eso deben seguir haciendo por su cuenta durante el fin de semana si quieren estar a la altura. Ahora bien, esto no es todo:
Pongamos como ejemplo el atletismo, deporte que practiqué yo misma durante la temporada de invierno (cross country) y de verano (carreras de pista). Además de los entrenamientos diarios y las horas extra en el gimnasio y en la pista los fines de semana, cada dos semanas teníamos una carrera. Salíamos del instituto a las ocho de la mañana y no volvíamos hasta pasadas las cinco de la tarde. Normalmente cada atleta corría en tres modalidades diferentes (en mi caso, 800m, relevo de una milla y 2 millas) por lo que al final del evento estábamos exhaustos, y en lo último que pensábamos era en los estudios.
Todos los mencionados son factores que conviene tener en cuenta antes de opinar sobre el nivel de estudios o la forma de aprendizaje empleada por el profesorado. En el gráfico a continuación queda reflejado cómo el 80 por ciento de los alumnos disponen de menos de dos horas libres desde que salen del colegio hasta que van a trabajar.
Respecto al tiempo restante en su jornada diaria, podemos observar que casi un 55% dispone de menos de dos horas para dedicarle al estudio y el trabajo asignado.
Como incentivo para que el alumnado mantenga altas sus notas, los entrenadores o profesores de la séptima hora prescindirán temporalmente del alumno si éste suspende* alguna materia, hasta que logre el aprobado. Por ejemplo, si un quarterback del equipo de fútbol no lleva el trabajo al día y suspende la asignatura de Historia de Estados Unidos, será apartado del equipo indefinidamente. En cuanto su media llegue al aprobado (al 6, no al 5) podrá reincorporarse a su posición, volver a los entrenamientos y jugar de nuevo los partidos.
*En este sistema, las calificaciones del alumno varían casi diariamente, ya que no solo los exámenes tienen nota. Cada trabajo, lectura o proyecto, tanto los realizados en el aula como en casa, se puntúan individualmente. La participación, puntualidad y actitud en clase también son puntuadas de manera positiva o negativa, con lo que es el alumno quien debe valorar sus opciones y establecer sus prioridades. Si es un apasionado de este deporte, será el primer interesado en compensar su media para volver a jugar lo antes posible.
Un último aspecto a mencionar son las pautas a seguir que hacen de este método un método eficaz, ameno y adaptado al modo de vida de los alumnos. En primer lugar está el respeto al profesorado y a su palabra. Una interrupción o falta de modales en medio de la lección es algo prácticamente inaudito. Este respeto tiene como fruto el aprovechamiento máximo de los cincuenta minutos de clase, por lo que en muchas ocasiones es el propio maestro el que da por terminada la lección del día y deja a los alumnos unos veinte minutos para comenzar con su tarea. Esto puede llegar a repetirse varias veces a lo largo de la mañana, por lo que es muy sencillo quitarse trabajo del medio. Además, la mayor parte de los contenidos son impartidos de forma interactiva, ya sea mediante videos explicativos, juegos o experimentos que ayuden a asociar conceptos para una mayor retención de los contenidos. En la medida de lo posible, apuestan por la práctica y simplifican la teoría. Y por si alguno de ustedes todavía duda de este método o de su eficacia, les dejo un último gráfico donde los alumnos muestran su afinidad o su descontento con el sistema educativo impartido. Pista: todos ellos son alumnos con una media de al menos un notable alto.