vecinos amistad
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Al Otro Lado De La Ventana
- Por saramillor
- El 25/06/2017
Hacía un día de muchísimo calor, algo muy poco frecuente en aquella zona. Estaba escuchando música sentada en el sillón del salón de mi piso cuando oí un grito. Venía del piso de enfrente, donde vivía un chico de mi edad, pelirrojo, de tez blanca y con múltiples pecas. Ya habíamos coincidido por los rellanos alguna que otra vez, pero nunca habíamos cruzado más de cinco palabras.
Me asomé a la ventana.
-Hay algún problema?
-Eehh... Disculpa por el grito, es que...
Señaló hacia el hueco que separaba mi piso del suyo, donde estaba la calle. El tendal que colgaba de su ventana se había soltado y había caído. No pude evitar soltar una carcajada.
-Quieres que baje contigo y te ayudo a cogerlo?
-Sí, por favor. -Contestó avergonzado-
-Vale, bajo ahora.
Me calce y baje las escaleras. Abrí el portal, salí a la calle y avancé hasta el hueco entre ambos edificios. Él ya estaba sujetándolo. Intentamos cogerlo pero pesaba demasiado. Así que subió a su casa y volvió con unas cuerdas largas, lo suficiente como para agarrarlas desde nuestras respectivas ventanas y atar a estas el tendal para subirlo. Y eso hicimos. La distancia no era mucha y vivíamos en un segundo.
Corrí arriba y tiré mi cuerda desde la ventana, agarrando un extremo, haciéndole un nudo y anclándolo a un gancho, mientras él ataba el otro al tendal. Una vez sujeto, me senté el el borde exterior de mi ventana, y con poco esfuerzo pasé al otro lado, y entre en su casa, por su ventana.
Una vez dentro me encontré con su hermana pequeña, a la cual convencí para que agarrase el extremo de la otra cuerda con fuerza mientras el tendal subía. Volví a pasar a mi casa y mi señal de tres, la niña tiró con todas sus fuerzas, al igual que yo, hasta tener el tendal a la altura de las ventanas. Empuje el tendal hacia su lado, mientras ellos tiraban hacia adentro. Una vez acabada la misión, volvió a asomarse.
-Muchas gracias!! Fuiste de mucha ayuda
-No hay de que -Dije riendo- Mira a Doña Remedios, ya está echando el ojo.
Doña Remedios era la vecina del tercero B, una viuda que se pasaba los días mirando por la ventana, haciendo ganchillo y acariciando a su gata, que siempre ponía la oreja.
-Buenos días, Reme! -Dijo el chico educadamente- Cómo madruga usted!
-Buenos días hijo. Que andáis haciendo? Que vais a caer!
-Aquí el chico que es un torpe señora -Dije de guasa- Anda, metase para dentro que este sol es muy malo para la cabeza.
Bueno, nos vemos, adiós!
-Oye, quieres venir a merendar esta tarde? Es lo menos que puedo hacer para compensarte.
-La verdad es que iba a bajar a la tienda a buscar algo para desayunar. No tengo nada por casa...
-Ah! Yo iba a desayunar ahora, tengo chocolate con churros, vente!
-Mmm... Vale!!
Cogí el móvil y atravesé su ventana.
-A todo esto, como te llamas?
-Leonardo, pero puedes llamarme Leo, Leo Moretti. Te preguntaría lo mismo pero quien no va a conocer a la vecina mas simpática y amable del edificio! Sarah Stone, es un placer desayunar contigo.
- Lo mismo digo, Moretti. Venga, pasame un par de churros, que tengo hambre.