Cartas que no entienden de un adiós.
- Por saramillor
- El 22/07/2017 a las 21:16
Hola, compañero... Feliz cumpleaños! Hoy nuestro refugio está lleno de cartas, flores y globos, seguro que te encantaría. Creo de verdad que nos cuidas, porque estás en todas partes. Y aún asi te echo de menos, cómo no. Hace dos años y medio que el rincón de pensar se volvió el sitio más frecuentado de la casa, que la mesa de la izquierda está vacía y que el billar es un juego de uno. Intento salir de la rutina y me encuentro con tu foto en la funda del móvil, con tu sudadera favorita en mi armario. Cada 16, revuelvo el baúl amarillo de la esquina con todos esos regalos que nos fuimos haciendo, y lloro hasta quedarme dormida, tirada en el suelo. No te creas que no doy levantado cabeza, no es así. Ya hace tiempo que he vuelto a hacer lo más parecido posible a vida normal, a salir con el grupo, a escrbir. Pero bueno, basta de hablar de mi. Supongo que querrás saber de tu madre, no? Bueno, tiene días mejores y peores. Pero todos los martes, sin excepción, salimos a pasear y a cambiarte las flores marchitas por otras nuevas. Siempre te ponemos un par de rosas blancas, que lo sepas. Tu padre nos acompaña a veces, cuando no tiene mucho trabajo, pero prefiere ir por su cuenta. Tu querida hermana mayor se ha ido fuera un tiempo, lo necesitaba. Se fue a Londres, a casa de vuestros abuelos, encontró un trabajo allí. ¿Y sabías que tu mejor amigo también te escribe cartas? Aunque las tiene guardadas en una caja, bajo llave. Ya sabes cómo es él para estas cosas... Por cierto, estamos saliendo. Seguro que te lo esperabas. Nos estamos ayudando mucho, la verdad. Pero sin engañarnos...el instituto no volvió a ser lo mismo. Ya no hay castigos compartidos ni competencia de notas. Sin ti no tengo quien me rete en historia, quien me enseñe a jugar al fútbol en gimnasia. Ah, y se me olvidaba hablarte de tu chica. Esa que tanto te amaba y que tanto te prometió. Bien, pues todas esas promesas fueron en vano. Creo que un par de semanas más tarde ya estaba con otro chico, pero lo que si te puedo asegurar es que su reflejo lloroso no se vio relfejado en el cristal de tu nicho ni una sola vez, porque ella no pisó el cementerio ni para decirte adiós. Siempre con nosotros, hermano. Espero que ahí arriba te traten como mereces. Te quiere, S.